Un fallo de memoria no es más que un error que se produce en el proceso de memorización. A medida que envejecemos es frecuente tenerlos. Suelen ser motivo de asistencia a un Taller de Memoria preventivo. Mis alumnos los comentan durante las clases con cierta preocupación.
Uno de los fallos que me expresan intranquilos es tener la palabra en la punta de la lengua, se produce mientras estamos explicando alguna cosa. De repente nos quedamos bloqueados y somos incapaces, en ese preciso momento, de encontrar la palabra o el nombre adecuado. Normalmente, suele recuperarse más tarde, ya fuera de contexto, de forma espontánea. Destacan también lo molesto que resulta no poder recordar el nombre de la persona con la que acabamos de mantener una conversación, y que conocemos desde hace años.
Otro de los errores más comentados, se produce cuando nos dirigimos a un lugar determinado de la casa, para ir a coger o a hacer una cosa determinada, y durante el trayecto nos invade otro pensamiento, de forma que, una vez llegamos al lugar, somos incapaces de recordar qué íbamos a hacer allí. La solución pasa por concentrarnos exclusivamente en lo que vamos a hacer y así evitar cualquier interferencia.
Algunos de ellos, explican que suelen perder continuamente los mismos objetos, como las llaves o las gafas, es decir, objetos de uso cotidiano. Si colocamos las llaves de casa, las gafas, o cualquier otro objeto, siempre en el mismo lugar sin excepción, después de treinta días esta conducta se convertirá en un hábito y pasaremos a colocarlas en su sitio, ya de forma automática. Siendo ordenados, los fallos de memoria seguro disminuirán.
De igual modo, muchos alumnos comentan no recordar dónde han guardado un objeto determinado, que no es de uso diario. Todo se reduce a asignar un lugar específico para cada cosa. Es posible que hayamos limpiado y ordenado ciertos espacios y, en el momento que lo requiramos, seamos incapaces de recordar su nueva ubicación. Si guardamos nuestras cosas atendiendo a un orden lógico, nos será mucho más fácil encontrarlas cuando nos sea preciso.
Otros también manifiestan tener que comprobar varias veces si han realizado una tarea determinada, como apagar el gas, o cerrar la puerta de casa con llave, etc. Son fallos que a todos nos ha pasado en algún momento, aunque los motivos pueden ser diversos. Suelen ser conductas automáticas que realizamos sin pensar. En el caso de que dudemos, deberemos realizarlas siempre de forma consciente y evitar hacer o pensar en otras cosas al mismo tiempo.
Está en nuestras manos interesarnos en conocer como funciona nuestra memoria, aprender mnemotecnias, modificar ciertos comportamientos y activarnos cognitivamente para obtener una mejora. Los fallos de memoria nos ponen en alerta de que debemos encontrar estrategias y métodos para mejorarla.